martes, 26 de abril de 2016


I.            El significado del recobro del Señor:
 
A. La palabra recobro significa que algo que existía originalmente, se perdió, así que existe la necesidad de recuperarlo y volverlo a su estado original—Dn. 1:1-2; Esd. 1:3-11; 6:3-5. Dn.1:1-2 En el tercer año del reinado de Joacim, rey de Judá, vino Nabucodonosor, rey de Babilonia, a Jerusalén, y la sitió. El Señor entregó en sus manos a Joacim, rey de Judá, y parte de los utensilios de la casa de Dios; los trajo a tierra de Sinar, a la casa de su dios, y colocó los utensilios en la casa del tesoro de su dios. Esd. 1:3-11 “Quien de entre vosotros pertenezca a Su pueblo, sea Dios con él, suba a Jerusalén, que está en Judá, y edifique la casa a Jehová, Dios de Israel (Él es el Dios), la cual mora en Jerusalén. Y a todo el que haya quedado, en cualquier lugar donde habite, que las gentes de su lugar lo ayuden con plata, oro, bienes y ganados, además de ofrendas voluntarias para la casa de Dios, la cual está en Jerusalén”. Entonces se levantaron los jefes de las casas paternas de Judá y de Benjamín, los sacerdotes y levitas, todos aquellos a quienes Dios puso en su corazón subir a edificar la casa de Jehová, la cual está en Jerusalén. Y todos los que habitaban en los alrededores ayudaron con plata y oro, con bienes y ganando, y con cosas preciosas, además de toda clase de ofrendas voluntarias. El rey Ciro sacó los utensilios de la casa de Jehová que Nabucodonosor se había llevado de Jerusalén y había depositado en la casa de sus dioses. Los sacó, pues, Ciro, rey de Persia, por medio del tesorero Mitrídates, el cual los contó y se los entregó a Sesbasar, príncipe de Judá. La cuenta de ellos es ésta: treinta tazones de oro, mil tazones de plata, veintinueve cuchillos, treinta tazas de oro, otras cuatrocientas diez tazas de plata, y otros mil utensilios. En total, los utensilios de oro y plata eran cinco mil cuatrocientos. Todo esto lo hizo llevar Sesbasar con los que subieron del cautiverio de Babilonia a Jerusalén. 6:3-5 “En el año primero del rey Ciro, el mismo rey de Ciro dio orden acerca de la casa de Dios, la cual estaba en Jerusalén, para que la Casa reedificada como lugar para ofrecer sacrificios, y que fueran puestos sus cimientos; su altura, de sesenta codos, y de sesenta codos su anchura; con tres hileras de piedras grandes y una de madera nueva. El gasto será pagado por el tesoro del rey. Además, los utensilios de oro y de plata de la casa de Dios, que Nabucodonosor sacó del templo que estaba en Jerusalén y se llevó a Babilonia, serán devueltos, para que vayan a su lugar, al templo que está en Jerusalén, y sean puestos en la casa de Dios”.
B. Dios tiene un propósito eterno; no hay nada que pueda detenerlo. Por ende, después de la destrucción llevada a cabo por Satanás, Dios intervino para rehacer lo que Él había realizado anteriormente. Esta restauración es Su recobro, es decir, que Dios recupera lo que ha sido perdido y lo que Satanás, Su enemigo, ha destruido—Gn. 1:2-3; 1 Jn. 1:1; 2:24. Gn. 1:2-3
1.   Y la tierra estaba desordenada y vacía, las tinieblas estaban sobre la faz del abismo y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Dijo Dios: “Sea la luz”. Y fue la luz.
2.   1 Jn. 1:1 Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida. 2:24 En cuanto a vosotros, lo que habéis oído desde el principio, permanezca en vosotros. Si lo que habéis oído desde el principio permanece en vosotros, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre.
C. La iglesia, que ha pasado por muchos siglos de historia, se ha degradado. Por consiguiente, la iglesia necesita ser recobrada a la intención y norma originales de Dios, en conformidad con la revelación de la Biblia—cfr. 2 R. 22:8; Esd. 1:3-11; Neh. 2:11, 17; Mt. 16:18; 2 Ti. 2:20; Ap. 18:4.
1.   2 R. 22:8 Entonces el sumo sacerdote Hilcías dijo al escriba Safán: “He hallado el libro de la Ley en la casa de Jehová”. E Hilcías dio el libro a Safán, quien lo leyó.
2.   Esd. 1:3-11 “Quien de entre vosotros pertenezca a Su pueblo, sea Dios con él, suba a Jerusalén, que está en Judá, y edifique la casa a Jehová, Dios de Israel (Él es el Dios), la cual mora en Jerusalén. Y a todo el que haya quedado, en cualquier lugar donde habite, que las gentes de su lugar lo ayuden con plata, oro, bienes y ganados, además de ofrendas voluntarias para la casa de Dios, la cual está en Jerusalén”. Entonces se levantaron los jefes de las casas paternas de Judá y de Benjamín, los sacerdotes y levitas, todos aquellos a quienes Dios puso en su corazón subir a edificar la casa de Jehová, la cual está en Jerusalén. Y todos los que habitaban en los alrededores ayudaron con plata y oro, con bienes y ganando, y con cosas preciosas, además de toda clase de ofrendas voluntarias. El rey Ciro sacó los utensilios de la casa de Jehová que Nabucodonosor se había llevado de Jerusalén y había depositado en la casa de sus dioses. Los sacó, pues, Ciro, rey de Persia, por medio del tesorero Mitrídates, el cual los contó y se los entregó a Sesbasar, príncipe de Judá. La cuenta de ellos es ésta: treinta tazones de oro, mil tazones de plata, veintinueve cuchillos, treinta tazas de oro, otras cuatrocientas diez tazas de plata, y otros mil utensilios. En total, los utensilios de oro y plata eran cinco mil cuatrocientos. Todo esto lo hizo llevar Sesbasar con los que subieron del cautiverio de Babilonia a Jerusalén.
3.   Neh. 2:11 Llegué, pues, a Jerusalén, y después de estar allí tres días. 17 Les dije, pues: ––Vosotros veis la difícil situación en que estamos: Jerusalén está en ruinas y sus puertas consumidas por el fuego. Venid y reconstruyamos el muro de Jerusalén, para que ya no seamos objeto de deshonra. Mt. 16:18 Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré Mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. 2 Ti. 2:20 Pero en una casa grande, no solamente hay vasos de oro y de plata, sino también de madera y de barro; y unos son para honra, y otros para deshonra. Ap. 18:4 Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo Mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis sus plagas.
D. A lo largo de las eras, las verdades tal como están reveladas en las Escrituras se han perdido, han sido pasadas por alto, y han sido malentendidas, malinterpretadas y enseñadas erróneamente. Por ende, es necesario el recobro del Señor—1 Ti. 6:5; 2 Ti. 3:16; 2:18, 25; 3:7. 2 Ti. 3:16 Toda la Escritura es dada por el aliento de Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia. 1 Ti. 6:5 Constantes altercados entre hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia. 2 Ti. 2:18 Que se desviaron en cuanto a la verdad, diciendo que la resurrección ya sucedió, y trastornaron la fe de algunos. Que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda el arrepentimiento que conduce al pleno conocimiento de la verdad. 3:7 Éstas siempre están aprendiendo, y nunca pueden llegar al pleno conocimiento de la verdad.
A. de las verdades recobradas, mediante su palabra revelada, durante Todas las eras pasadas y aun en estos tiempos. Él señor está llevando su obra del recobro, por medio de su ministerio hoy en día. Entonces “¿Qué ha sido recobrado en el recobro del Señor?”,
B. El primer punto del recobro del Señor es el recobro de la revelación divina con respecto a Dios. No hay necesidad de recobrar a Dios mismo; pero entre los cristianos la revelación con respecto a Dios se ha perdido, ha sido hecha a un lado y aun se ha abandonado. Por lo tanto, existe la necesidad de recobrar la revelación divina acerca de Dios.
C. Las cosas divinas de Dios han estado con Su pueblo neotestamentario por casi veinte siglos. Sin embargo, tal parece que durante este período ha habido muy poco casi nada de progreso en la teología cristiana. Cuando hablo de progreso no digo que podemos cambiar la verdad. Como ejemplo: nadie puede cambiar la Tierra. La Tierra fue creada por Dios, y la mano humana no puede cambiarla. Pero el transporte, el medio de viajar sobre la Tierra, ha progresado constantemente por casi seis mil años. La historia nos dice que para poder viajar sobre la Tierra, la raza humana aprendió primero a usar la rueda. La rueda es un elemento básico en casi todas las formas de transporte. Las carretas, las bicicletas, los automóviles e incluso los aviones utilizan la rueda. Desde la carreta, a la bicicleta, y al vehículo de motor, hasta el avión a reacción, ha habido una gran mejora en el medio por el cual el hombre viaja sobre la Tierra. Mucha gente ha estudiado diligentemente los campos del transporte y la tecnología computarizada y se han logrado grandes avances en estos campos. Pero muy pocos cristianos han dedicado su tiempo y energía para estudiar las cosas divinas; en consecuencia, ha habido muy poco avance durante siglos en este campo.

Para mayor imformacion vitenos en el Recobro

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