I.
El primer aspecto del recobro del Señor:
la revelación de Dios:
A.
Con respecto a la economía eterna de
Dios—1 Ti. 1:4b; Ef. 1:10a; 3:9. 1 Ti. 1:4b La economía de Dios que se funda en
la fe. Ef. 1:10a Para la economía de la plenitud de los tiempos. 3:9 Y de
alumbrar a todos para que vean cuál es la economía del misterio escondido
desde los siglos en Dios, que creó todas las cosas.
B.
Con respecto a la Trinidad Divina—Jn.
14:9-20; Mt. 28:19; 2 Co. 13:14; Ap. 1:4-5. Jn 14:9-20 Jesús le dijo: ¿Tanto
tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha
visto a Mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el
Padre? ¿No crees que Yo estoy en el Padre, y el Padre está en Mí? Las palabras
que Yo os hablo, no las hablo por Mi propia cuenta, sino que el Padre que
permanece en Mí, Él hace Sus obras. Creedme que Yo estoy en el Padre, y el
Padre está en Mí; y si no, creedme por las mismas obras. De cierto, de cierto
os digo: El que en Mí cree, las obras que Yo hago, él las hará también; y aún mayores
hará, porque Yo voy al Padre. Y todo lo que pidáis en Mi nombre, lo haré, para
que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pedís en Mí nombre, Yo lo
haré. Si me amáis, guardaréis Mis mandamientos. Y Yo rogaré al Padre, y os dará
otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: El Espíritu de
realidad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero
vosotros le conocéis, porque permanece con vosotros, y estará en vosotros.
No os dejaré huérfanos; vengo a vosotros. Todavía un poco, y el mundo no me verá
más; pero vosotros me veis; porque Yo vivo, vosotros también viviréis. En aquel
día vosotros conoceréis que Yo estoy en Mi Padre, y vosotros en Mí, y Yo en
vosotros. Mt. 28:19 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones,
bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. 2 Co.
13:14 La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu
Santo sean con todos vosotros. Ap. 1:4-5 Juan, a las siete iglesias que están
en Asia: Gracia y paz a vosotros de parte de Aquel que es y que era y que ha de
venir, y de los siete Espíritus que están delante de Su trono; y de Jesucristo,
el Testigo fiel, el Primogénito de entre los muertos, y el Soberano de los
reyes de la tierra. Al que nos ama, y nos liberó de nuestros pecados con Su
sangre.
C.
Con respecto a la persona y obra del
Cristo todo-inclusivo—Ef. 1:23. Ef. 1:23 La cual es Su Cuerpo, la plenitud de
Aquel que todo lo llena en todo.
D.
Con respecto al Espíritu vivificante
consumado—1 Co. 15:45b; Jn. 7:39; Ap. 22:17. 1Co. 15:45 Fue hecho […] el
postrer Adán, Espíritu vivificante. Jn 7:39 Esto dijo del Espíritu que habían
de recibir los que creyesen en Él; pues aún no había el Espíritu, porque Jesús
no había sido aún glorificado. Ap. 22:17 Y el Espíritu y la novia dicen: Ven. Y
el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del
agua de la vida gratuitamente.
E.
Con respecto a la vida eterna de Dios—Jn.
3:15-16. Jn 3:15-16 Para que todo aquel que en Él cree, tenga vida eterna.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a Su Hijo unigénito, para
que todo aquel que en Él cree, no perezca, mas tenga vida eterna.
F.
Con respecto al Cuerpo de Cristo, es
decir, la iglesia de Dios—Ef. 1:22-23; 1 Co. 10:32. Ef. 1:22-23 Y sometió todas
las cosas bajo Sus pues, y lo dio por Cabeza sobre todas la cosas a la iglesia,
la cual es Su Cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo. 1 Co.
10:32 No seáis tropiezo ni a judíos, ni a griegos, ni a la iglesia de Dios.
G.
Con respecto al reino—Mt. 5:3, 24:46-47;
Ap. 2:26-27. Mt. 5:3 Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es
el reino de los cielos. 24:46-47 Bienaventurado aquel esclavo al cual, cuando
su señor venga, le halle haciendo así. De cierto os digo que sobre todos sus
bienes le pondrá. Ap. 2:26-27 Al que venza y guarde Mis obras hasta el fin, Yo
le daré autoridad sobre las naciones, y las pastoreará con vara de hierro, y
serán quebradas como vasijas de barro; como Yo también la he recibido de Mi Padre.
H.
Con respecto a la Nueva Jerusalén—Ap.
21:2; 22:1-2, 17. Ap.21:2 Y vi la santa ciudad, la Nueva Jerusalén, descender
del cielo, de Dios, dispuesta como una novia ataviada para su marido. 22:1-2 Y
me mostró un río de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del
trono de Dios y del Cordero, en medio de la calle. Y a uno y otro lado del río,
estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y
las hojas del árbol son para la sanidad de las naciones. 17 Y el Espíritu y la
novia dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que
quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.
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